Quienes somos

Trabajamos a diario por la integración e igualdad social de las personas con discapacidad física y orgánica, ofreciendo formación, apoyo y convivencia.
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QUIENES SOMOS

Nuestra identidad

La Fraternidad Cristiana Intercontinental de Personas con Discapacidad (FRATER) somos un Movimiento de Apostolado Seglar de la Iglesia, que pretende la evangelización del mundo de las personas con discapacidad.

El Movimiento tiene ya 80 años de historia. Nació en Verdún, Francia, en 1945. En los últimos años de la Segunda Guerra Mundial, un sacerdote enfermo, Henri François Morel (1897-1986), conocido después como Padre François, tuvo una iniciativa feliz: poner en contacto a varias muchachas jóvenes con discapacidad de su parroquia con otras personas enfermas, a quienes visitaban en sus casas, en un gesto sencillo de amistad y fraternidad.

Poco a poco, esos encuentros personales, protagonizados por ese grupo de “visitadoras”, dio paso a un verdadero apostolado “del enfermo por el enfermo”. Durante varios años, en plena guerra, se reunían todos los meses, para compartir sus experiencias y dificultades, para orar juntas, discernir las acciones a realizar, etc. En un retiro con otras personas con discapacidad de toda la diócesis (en el santuario mariano de  Benoite-Vaux, junio 1945), las chicas compartieron con otros y otras su experiencia y les invitaban a “hacer lo mismo” en sus lugares. Y así nació la Fraternidad. El mismo Padre François, al que se le empieza a considerar desde entonces como el “fundador” del Movimiento, lo ha dicho muchas veces: “en realidad fueron esas mujeres valientes las que hicieron nacer la Fraternidad”.

El Movimiento se extendió rápidamente por muchas diócesis de Francia y más tarde por muchos países y continentes. Actualmente estamos presentes en unos 33 países y tratamos de ser fieles a aquel impulso fundacional.

A nivel eclesial somos un movimiento de evangelización. Y a nivel social somos reconocidos por nuestra lucha, con otros muchos colectivos, por conseguir una sociedad más justa, solidaria, inclusiva y fraterna.

Nos organizamos en equipos de base y por diócesis y desde ahí buscamos, ante todo con nuestro estilo de vida, y a través de la amistad, el encuentro personal y los esfuerzos colectivos, llevar al mundo de las personas con discapacidad el mensaje liberador de Jesús de Nazaret.

Nuestro propósito

La Fraternidad Cristiana Intercontinental de Personas con Discapacidad, reconocida como «Frater», es un Movimiento de personas con discapacidad, portador de la Buena Nueva de un Dios que es Amor y Vida y desea la felicidad de todas las personas. La Frater quiere reconocer a ese Dios en el gesto y la palabra de Jesucristo cuando dijo: «Levántate y anda».

Como Movimiento de Iglesia de personas con discapacidad, la Frater se inscribe en la Pastoral de la Iglesia Católica, actuando en comunión con sus pastores en todos sus ámbitos.   Siguiendo el espíritu del Decreto conciliar sobre ecumenismo y la espiritualidad centrada en la vida de la persona, la Fraternidad acepta en su seno a personas de otras confesiones, conviviendo a nivel de igualdad, respetando la libertad de conciencia y velando por el espíritu e identidad del Movimiento.

Profundamente cimentada en el espíritu de la fraternidad evangélica, la Frater se dirige a todas las personas con discapacidad, sin discriminación alguna, para revelarles esa Buena Nueva del Dios que es Amor y Vida.

Para llevar a cabo su misión de Evangelización entre todas las personas con discapacidad, el Movimiento promueve simultáneamente el desarrollo de una vida fraterna, la atención a la vida de las personas y la sintonía con la Palabra de Dios que se convierte en fuente de una acción transformadora. En el seno de la comunidades cristianas, promovemos la superación de todo tipo de “dolorismo” o “paternalismo” en relación con las personas con discapacidad.

En el centro de las realidades humanas la Frater se interroga, a la luz del Evangelio, sobre el sentido de la vida y del ser humano. A través de la amistad, de los contactos personales y la vida comunitaria, la Frater ayuda a las personas con discapacidad a aceptarse, a responsabilizarse de su propia vida y de la vida de los demás. Les invita a tomar parte activa del Movimiento y a ser solidarias con los demás en los diversos grupos y asociaciones que buscan el mismo objetivo.

La Frater realiza preferentemente su acción en coordinación con los Movimientos presentes en la lucha por los derechos humanos y contribuye a que sus miembros se incluyan activamente en la sociedad. La lucha contra todo tipo de barreras, arquitectónicas, de comunicación y de actitudes, constituye un propósito fundamental en nuestra actuación social.

Conforme con la Convención Internacional sobre los Derechos de las Personas con Discapacidad de la  ONU (2006),  la Frater se preocupa del desarrollo integral de las personas con discapacidad. Las promueve a incluirse en su contexto para construir ese mundo en el que las personas sean reconocidas con sus diferencias e ir más allá de estereotipos, recuperando su autoestima y su dignidad.

La Frater se siente especialmente solidaria con las personas más empobrecidas. En un mundo de injusticia y de exclusión, la Frater participa en la defensa de su dignidad. Les invita a descubrir, a través de todo lo que constituye la trama de su vida, a ese Dios cercano al ser humano.

El Movimiento promueve la formación humana, cristiana y espiritual de sus miembros a partir de las circunstancias de su vida para impulsarles a organizarse y, en un compromiso mutuo, caminar juntos hacia la construcción de otro mundo más justo y fraterno. 

La Frater está vitalizada por equipos de responsables o de coordinación. La vida de equipo es esencial en el Movimiento. Es en el equipo donde tomamos conciencia de nuestra misión y donde llegamos a ser signos de amor y fraternidad.

La Frater establece vínculos personales y comunitarios entre las propias personas con discapacidad y las personas sin discapacidad que participan en el Movimiento. También promueve los vínculos familiares, sociales y la participación ciudadana.

La Frater está acompañada y animada espiritual y humanamente por personas consiliarias o asesoras, con espíritu y vida comunitaria, preferentemente sin discapacidad, quienes participan activamente en la vida de los equipos en todos los ámbitos del Movimiento.

«Esto tiene sabor a Evangelio«

(palabras del obispo de Verdún, Mons. Petit, después de un encuentro con la Fraternidad, en junio de 1946)